¡Hola a todos!
Hoy ha llegado el momento en el que le robo la web a mi creadora, Melanie Alexander, para presentarme un poco, ya que, en menos de un mes me vais a conocer pero que muy bien.
Me llamo Elisabeth Ortega, Beth para los amigos, y para mucha gente de nuestra bendita y maravillosa, fantabulosa y agradable sociedad, soy una gorda zampabollos a pesar de tener la talla más común de las mujeres españolas, y me atrevería a decir, que del mundo entero. Mis curvas son para perderse y no encontrarse en mil años.
Sí. Es una palabra que me ha acompañado durante toda mi vida. Cuando era más joven (porque soy un caramelito todavía, y muy sexy), me afectaba, pero ya no.
¡ME QUIERO!
¡Sí! Soy una gorda que se quiere. ¡Menudo pecado más grande para los anabolicachas, los nutricionistas de instagram y los de la secta Herbalife!
Soy fotógrafa profesional y una enamorada de la vida que ve belleza en todas partes.
Algunos dicen que estoy loca, otros una borde y yo digo que tienen razón en todo.
No suelo ser simpática, mis contestaciones pueden herir sentimientos, pero mi sarcasmo eterno forma parte de mí.
Puede que sea una protección, es cierto, pero así es como soy y no me arrepiento de haber cambiado hasta llegar a tener esa actitud de melopasotodoporelforroytuopiniónmelapela. Para alguno será para mal, otros para bien, pero lo que sí tengo claro es que mientras yo me sienta bien, al resto que le den.
En mi historia, Diario de una Fat Girl, vais a comprobar lo desequilibrada que estoy. Vais a reír, querer matarme y darme de hostias, pero sobre todo, quiero haceros entender una cosa: la belleza no es lo que se ve en el exterior, y en muchas ocasiones, más de las que creéis, tener unos kilos de más no implica estar enferma, tener colesterol y todas esas cosas que nos hacen creer a los gordos para que adelgacemos y seamos un borrego más de la sociedad fit que vive obsesionada por el físico.
Ah, y se me olvidaba un detalle muy importante.
¡Las gordas follamos!
Que sí, de verdad. ¡Yo follo y estoy gorda! ¿Os parece muy fuerte?
Pues es la realidad. Y no, no estamos desesperadas por ligar. Soy de las que se toma la libertad de mandar a la mierda a unos cuantos, incluso intenté mandar a la mierda a Patricio, pero...
Pero no os voy a desvelar mucho más porque soy malvada.
Tendréis que leer mi historia para conocer a esta friki y al amigo de Bob Esponja que va a poner mi mundo de mujer liberada gorda y folladora, patas arriba.
Juré no volver a enamorarme, no tener relaciones serias. Pero cuando un hombre tan sexy como un modelo informático apareció en mi vida, tuve que replantearme mi decisión de cerrarme en banda al amor.
Y ya está, esta soy yo, y espero que mi historia, al menos consiga sacaros más de una sonrisa, pero sobre todo, os haga ver que hay que quererse a uno mismo y dejar a un lado lo que piensen los demás.
¡Y se me olvidaba! Aquí podéis reservar vuestro ejemplar en papel, que además, viene con un regalito incluido. El día 6 de octubre, podréis conocerme del todo y espero abrir un ancho hueco en vuestro corazón.
SINOPSIS
Mi nombre es Elisabeth Ortega, soy fotógrafa profesional y gorda de nacimiento.
Hoy en día, para hacerlo más bonito, nos llaman chicas curvy, pero soy realista. Dentro de esta sociedad soy gorda, sin embargo, realmente lo que tengo más gordo son el culo y las tetas. Me considero una chica sexy, rompedora, aunque me ha costado mucho llegar a quererme tal y como soy. No siempre fui atrevida, al contrario, me preocupaba demasiado por mi aspecto, y llegué a hacer cosas de las que me arrepiento y cuento en este Diario de una Fat Girl.
Dejé de creer en el amor. Para mí, los hombres eran de usar y tirar, porque, sí —por mucho que os alucine—, las gordas también follamos. Todavía hay a hombres a los que las curvas les pierden, y ahí es donde entra Patrick —o Patricio para los amigos—.
Era un capullo, alguien que sabía que no me convenía y con el que daba por hecho que no podría tener un futuro, pero estaba demasiado bueno para que mis hormonas no reaccionaran ante su presencia y sus ojazos hipnóticos.
A pesar de que mi intención no era tener a un modelo informático en mi vida, esta me lo puso en bandeja y ¿quién soy yo para decir que no a largas noches de diversión?
Descubre la historia de una chica alocada, con mentalidad siempre positiva y que no cumple los estándares que el mundo nos dice que son correctos.
¡BESITOS!